jueves, diciembre 31

Mutis o El perro ya no mea el árbol

A Francisca
allá viene uno
allá otro y allá otro
y ya son muchos y suman y suman rabia,

que no te adormezca el grito
que pronto tú serás el grito encubierto de la vida después de la muerte
vida-muerte: resignificar el mito
y quemarse las cuatro patas en cenizas
que siempre fueron pura ilusión,
cenizas que dieron forma al juego del tira-y-afloja,
al vaivén rítmico de sonrisa pueril muchas veces
de sonrisa pueril equivocadas veces también

al miedo
y al dominio
y al miedo y al dominio también

los pedales que hicieron de ese fuego eterno
un limpiar de vidrios para borrar las huellas
del delito que no se consumó
porque se ahogó en ese cuerpo y en ese puño que no sabía de odio ni de sangre
ese mismo puño que ahora huye cansado y aturdido

(alguien entra en escena,
dos más dos son cuatro,
no corras, que el movimiento se ha vuelto inverso
y hoy ya nadie puede distinguirte: tu mano cae)

lunes, diciembre 21

Para que el presente se haga angosto y quepa en mi mano

y aquí persisten las cosas con sus resabios tristes,
las cosas ajenas a los entresijos de los cuerpos
a los pliegues de nuestras penas vacías

(afuera)

hacer una lista de supermercado y
hacer una lista de defectos:
darle un nombre a la enfermedad
para anticiparse al desmoronamiento


mientras las cosas persistan en su vacío que todo lo llena
mientras no nombremos a la enfermedad
¡no podremos comer en paz en esta mesa!
ni alcanzar la punta del árbol para colocar la estrella
(aunque yo siempre pueda escalar
y guiñarte el ojo desde arriba, no me creas esta noche)

lunes, diciembre 14

Emancipación médica

estoy afuera
estoy afuera, yo
estoy afuera yo ahora

afuera y sin ti

se está bien afuera, ahora
se está bien afuera ahora sin ti

(pretender mentir)
no se le puede mentir al papel
cuando nos esquiva la sombra de un árbol
y se nos derrite un hielo en el cráneo
frío acá arriba
frío acá arriba ahora
frío acá arriba ahora y sin mí.

viernes, octubre 30

Moonwalker

La historia de los cuerpos
tiene su implicancia
en el camino ascendente de la raíz

(luego)

, ya no quieres tener tetas
ni derramar la leche. Las venas se han llenado de agua
y hoy día tú y yo hemos hecho el amor lapidario, negro, vacío.


Ese día, tú y yo, sólo quisimos convencernos
de la continuidad de los cuerpos a la vuelta de la esquina
cuando caminar nos queda muy lejos.

jueves, octubre 15

María

es semilla decreciendo.
es cuerpo expandiendo su pequeñez,
confundiendo los muebles café con espigas de otoño.



es el viento que mueve las sábanas.




eres tú cerrando los ojos: somos nosotros dejando de ser hijos, padres y hermanos.




ven y consume la circularidad de las habitaciones.

viernes, octubre 9

Sácame los ojos de encima

Tendrías que ser la señora que va al lado para saber que en mi hombro sí puedes apoyar la cabeza cuando te quedes dormida.
Un viaje de 3 horas tendrías que ser para darte cuenta que también los dibujos en el vidrio me quedan bien, que sé cómo hablar del clima y cómo convidarte una galleta sin que sientas que he notado, una vez más, que no has comido una desde hace seis viajes.
Quizás, luego del peaje, preguntes mi nombre y quiénes son mis padres.
Querrás saber, seguramente, por qué viajo siempre a la ventana, qué estudio y por quién votaré el día de la elección.
No entenderás por qué me bajo antes que el resto y creerás que arranco, que dijiste algo que me incomodó y que la cagaste, pero no.
Yo sólo quiero que sepas que suelo mentir los viernes por la noche y que si mientras dormías con tu cabeza clavada en mi hombro y te tomé la mano, fue porque lograste desviar las líneas de mi dibujo y convertirlas en una palabra que ya no tiene sentido... para mí.

jueves, septiembre 17

Luna (o Seis primeros meses)

el sol es un ruido en el cielo
que suena como envoltorio de galletas
y que huele a mierda de gallina pegada en el palo
es un rostro que mira con un ojo abierto
y el otro cerrado: es la cara de los enfermos

se vincula con el trote intermitente de los árboles,
con el bostezar nervioso de las nubes que se cruzan,
que se aparean también

el sol es una mentira de mediodía,
la espera de espalda de los viejos de carretera.
la sombra de un extraño se me acercó
ladeunaextrañaquisedecir
la sombra de ambos quizás
me tomó el brazo y me tapó los ojos
me tomó la mano y me llevó a caminar novecientos días
como una gasa que se remueve de una herida infesta
se prolongó hacia mí sobre mí

las ramas crispadas de un árbol enfermo
el viento atolondrado
un asiento verde, nos detuvo...

inventé un paisaje
una melodía
para no perderte dos veces.

Todo el día tendido

Permíteme hacerte una marca
doblarte una página para no perderte
que yo no quiero quedar fuera
de tus párrafos atiborrados de dolor
yo no quiero dejar de oír
el ruido de tu pestañeo a medianoche,
el estruendo de tu respiración
cuando dices basta.

Yo no quiero inventarte en sueños
vivir del recuerdo
leer tu nombre
porque tengo miedo, frío y hambre.

Avísame, yo te acompaño, verás
no es difícil, sólo hay que correr un poco,
algunos días, vivir bajo el mar un par de años,
querer: en la cueca de las voluntades,
los impulsos zapatean bravo.


Al.



La relación del uno con el otro es especulativa

la mano actúa como agente edulcorante del pacto por omisión,
ahoga los puñetazos: la gente quiere hablar
para dar mil razones
latas justificaciones
que la vida me da cosquillas,
que quiero estar mal, porque estoy aburrido huevón
y yo me podría quedar,
me podría quedar y no estar,
no estar y mentir,
hacerte reír de aquí al infinito.

martes, agosto 11

Fisgoneando las ollas antes del almuerzo


Conocí a una mujer del ’34. En el ‘34. Ella en el ‘34 ya tenía veinte años. Yo soy del ‘89 y para el ‘34 ya tenía quince. En verdad es como si yo fuera del 2009 y sólo estuviera con ella en el ‘34. Hablamos, pero nos cuesta. Nuestros diálogos parecen obras de teatro: cada uno sabe cuando tiene que hablar, y si alguno falla se lleva una admonición (terrible cuática). Algunas veces comemos juntos, pero a mí no me gusta mucho, me siento incómodo inmerso entre tanta formalidad dirigida. Lo que si le gusta mucho es caminar, en el día en la noche en la cama en la ducha sobre el agua sobre las cartas debajo de las puertas en las puertas. Y yo la acompaño con un silencio sepulcral, porque le gusta caminar en el día en la noche en la cama en la ducha sobre el agua sobre las cartas debajo de las puertas en las puertas, pero sin hablar, óyeme bien: ¡sin ninguna palabra! También le agrada leer, pero tiene la mala costumbre de sacarle las hojas finales a los libros luego de terminarlos, sobre todo para que otras personas no puedan leerlos íntegramente y después que pasan los años y es ella quien quiere releerlos, les inventa un final, como en este caso, en este final de un libro que habla de finales, de finales sin principios, de principios perdidos, huachos, de huachos en una búsqueda desesperada, de desesperaciones con forma de oreja, como yo, porque si ustedes esperaban que les hablara de mí, lamento decepcionarlos, pero yo vine a hablar de ella, de la mujer del ‘34, de todo lo que me dijo mientras comíamos e intentábamos hablar, mientras caminaba y me decía cosas con la mirada y con el pie izquierdo, y es que llegué a conocerla tan bien que cuando murió y dejó el final del libro inconcluso, no pude más que continuarlo, aunque –y lo digo totalmente avergonzado- no lo leí entero y sólo traté de contar en tres cuartos de página cómo fue mi vida con ella durante el ‘34, es como si hubiese lanzado los recuerdos en una página en blanco con cola fría, con yogurt de frutilla, y así quedó.

miércoles, junio 24

Para qué te voy a decir que nos entumimos todo el día

.
.
.
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.
.


Ergo opus non est vitam quoque mihi eripere
(Por tanto no es necesario que también la vida me arrebates)
(No es necesario que también la vida me arrebates)
(Que la vida me arrebates)
(Que la vida me arrebates)

martes, mayo 19

Ya,


pasa que me han reempujado
al pasillo de la no-proximidad,
del no-saludo;
quiero decir
que no comparto
eso de la sobrevaloración de vivir así,
mucho, hasta qué,
hasta que nos volvamos papel en blanco,
comida de gorriones hambrientos,
sedientos

no es que me moleste
el dentrar a los
estados bacanes
y jugar a pillar c
con un sable en la mano,
pero es que últimamente me cansa correr,
y mover los brazos para no morir en letargo,
en vueltas de carnero so!bre superficies de lana.

respirar, sí, necesse est si pater cum matre veniunt.

lunes, abril 6

,morir en tus ojos prefiero

Si cada noche
durmiese con la cortina abierta, vería una estrella a lo lejos
y una antena asomándose avergonzada.
Si cada noche dibujara más mis ojos,
esa estrella y esa antena conformarían
la conurbación del entendimiento,
el cáncer de ramificación placentera abriéndose paso por entre los surcos de nuestras cortezas:
el ciclo de mis días en tus noches embriagadas
con las bocinas de los autos que menstrúan llanto.
Si cada noche una nube o un dedo pulgar le mutilara
esa estrella a esa antena,
los ecos en mi cabeza dirían basta y se perderían en el exilio infinito
de mis sábanas rígidas
de las noches de cortinas cerradas.
Y de ojos cerrados.

miércoles, abril 1

Los árboles




Buscar asilo en cunetas disfrazadas
para sentarse a bailar sin perder el paso,
dejar caer las nucas calvas
como cae el suelo sobre los pies.

Acoplar las mentes a las murallas,
ser la extensión del cemento violado,
del adobe que se ha vuelto una coma
en el discurso de la desmemoria


, y dormir así, y cantar así.
Aquí dormiremos, aquí cantaremos,
como fetos todos
en eterna gestación.

domingo, marzo 22

lunes, marzo 16

La história díce más o mènos asì

Nada se puede hacer
si se tienen los pies
sobre el motor (encendido)

Acerca del motor encendido,
que es lo mismo que
esperar un bus
que no existe
en un paradero
que ya no es paradero:
leer letras muertas
y caminar tratando
de hacer coincidir
los pies
con las huellas del día anterior,
y de la mañana y de mañana,
matí y demà

Arrojar mierda
como quien espolvorea
de canela los labios pe-tri-fi-ca-dos
de los huéspedes,
actantes de un silencio marchitado,
cagado de abejas.

Vo' no te andai con chicas.

domingo, febrero 15

Trigo

Cómo hacer coincidir en una misma mano a todos los caracoles que se arrastraron por alcanzar los laboratorios estadounidenses. No, eso no, el movimiento no. La necesidad, la dependencia y la mímesis inexorables en los apuntes de los otros; ellos, los de siempre.
Qué importa que muchas veces nos tornemos volubles, si de lo contrario el pensamiento vendrá en un jet a golpearnos con el guión tricolor más triste... y el viento tirita e insiste en la conmoción cerebral provocada por la explosión del último dolor.
Note las influencias.

miércoles, enero 28

Placenta

Deja que me vaya por siempre con el viento,
deja que me espante el soplo en la canción
Camila Moreno - Cae y calla





Hay pasos
que nos conducen
a escenarios impensados
a espacios sin espacio
para lo común,
lo predecible

Y hay pasos de baile
(los que, como el lector
bien supondrá
(y como bien supone,
la pena no vale definir,
por lo tanto este paréntesis
odioso-referencial
(no el paréntesis en sí,
en tanto posibilidad
en el teclado
o marca pa'l
mensajito'e texto,
sino lo que él contiene,
en cuanto rayita
que emula
una mano,
que unida a otra,
reza un Padre Nuestro)
queda hasta aquí
(más bien, hasta después
del "aquí",
del primer "aquí",
no de éste
(ese de allí
que es el tercero
y ese de allá
que es el segundo)))

Hablaba yo
de dos tipos
de pasos,
pero no crea Ud.
-en un acceso hermenéutico
postyoutubiano-
que mi intención primera
es hablar de los pasos.
¡Error!

Io sólo benía a
fablar de lo ermoso
ques el día
quando
c abren las cortinas
i las bentanas
para que entre
el grito del mundo,
el viento que se abuelto
brazo
enestas 4 paredes
/s/ir/k/ulares.

jueves, enero 1

Ropa tendida

.
.
.
.
.
.
.


Debe ser porque no he rezado


debe ser porque no he rezado
que me he ido nublando
de extremo
a extremo y
















súbitamente he caído.
Si tan sólo hubiese bailado el persignatio dancehall, moviendo mecánicamente mi mano

¡Ay! padre
¡Ay! hijo
¡Ay! ¿espíritu santo?

ahora escribiría como Huidobro:
que el verso sea como un dildo
que te abra las piernas mala mujer,
que sufras la ausencia de carne
y que de tu abismo sempiterno emerja un veneno mortal.


Ave ces
1
C
adormece tanto Dios mío
y nada sabe


Av. eces
1
C
adormece TANto
Dios ni tan mío
y to dose acaba.