A Francisca
allá viene uno
allá otro y allá otro
y ya son muchos y suman y suman rabia,
que no te adormezca el grito
que pronto tú serás el grito encubierto de la vida después de la muerte
vida-muerte: resignificar el mito
y quemarse las cuatro patas en cenizas
que siempre fueron pura ilusión,
cenizas que dieron forma al juego del tira-y-afloja,
al vaivén rítmico de sonrisa pueril muchas veces
de sonrisa pueril equivocadas veces también
al miedo
y al dominio
y al miedo y al dominio también
los pedales que hicieron de ese fuego eterno
un limpiar de vidrios para borrar las huellas
del delito que no se consumó
porque se ahogó en ese cuerpo y en ese puño que no sabía de odio ni de sangre
ese mismo puño que ahora huye cansado y aturdido
(alguien entra en escena,
dos más dos son cuatro,
no corras, que el movimiento se ha vuelto inverso
y hoy ya nadie puede distinguirte: tu mano cae)
allá otro y allá otro
y ya son muchos y suman y suman rabia,
que no te adormezca el grito
que pronto tú serás el grito encubierto de la vida después de la muerte
vida-muerte: resignificar el mito
y quemarse las cuatro patas en cenizas
que siempre fueron pura ilusión,
cenizas que dieron forma al juego del tira-y-afloja,
al vaivén rítmico de sonrisa pueril muchas veces
de sonrisa pueril equivocadas veces también
al miedo
y al dominio
y al miedo y al dominio también
los pedales que hicieron de ese fuego eterno
un limpiar de vidrios para borrar las huellas
del delito que no se consumó
porque se ahogó en ese cuerpo y en ese puño que no sabía de odio ni de sangre
ese mismo puño que ahora huye cansado y aturdido
(alguien entra en escena,
dos más dos son cuatro,
no corras, que el movimiento se ha vuelto inverso
y hoy ya nadie puede distinguirte: tu mano cae)