sábado, junio 25

¡Ah!

No ayuda mucho prender la tele y que esté sonando "The end" de The Doors, no ayuda mucho que haga tanto frío. No ayuda mucho escribir y codificar el pensamiento: no ayuda cerrarlo. Ni nada ayuda mucho, la verdad, cuando ya todo te aburre y las cosas pierden sentido y se desvanecen y te conviertes en una máquina que encuentra todo mal, que multiplica la paja a partir de todo, porque todo sirve para levantar el hastío. No ayuda tener veintiuno y sentirse fuera de centro (suponiendo que existe uno): ¡¡no ayuda salirse de madre, ni salirse de la madre!!, pues se te muere el mundo "como un niño en la noche".
Y no tienes conciencia para crear uno nuevo, porque la has perdido intentando hacer que las cosas mejoren, tirando combos en una pelea de ciegos, tapándote bien hasta convertirte en algo muy pequeño, en algo que, de seguro, ya fue escrito en una larga conversación de messenger.

Que siempre termina igual.