jueves, octubre 20

¡Paf!

Creaste un tiempo alternativo
en el que el pasado y el futuro
se ahogaron ante el peligro de derrumbe
anunciado en el instante mismo
de nuestro primer hola-hola.

El presente se hizo ancho
y cubrió todas las dimensiones
de aquella (¿de esta?)
incipiente imposibilidad.

Nos mezlcamos demasiado, cariño,
y en medio de tanta fábula,
omitimos algunas informaciones
y algunas perplejidades.
Nos engañamos, en definitiva:
fuimos una idea frente a otra,
clamando un poquito más de realidad.

La armonía se agrietó y, entonces,
el pasado y el futuro se asomaron
violando su promesa de no resucitar.
No nos quedó más que morirnos de miedo
y suplicarnos olvido...
que suplicarnos un ¡¡paf!!,
volvernos definitivos
a
ca
ba
dos.


Pero, la verdad, es que mi olvido
no tuvo la suficiente voluntad
y fue un rival débil contra ti,
contra la idea de ti.
El tuyo, en cambio, fue violento y tenaz;
se maquilló a la perfección
y fue excesivamente cool
para una realidad tan gris.
Sacó aplausos.

Me repito, sabes,
que no vales ni la pena
ni las escenas imaginarias,
porque en una escala de tú a mí,
son tan infinitos y espantosos los vacíos,
que me han impedido pensarte
de carne y hueso,
de manos juntas
para pasar el frío.